Hola todos. Soy el 781, para que todo el mundo pueda identificar al que escribe. Ha sido hoy, cuando he ido a compartir unas tapas en mÓntate, cuando he desccubierto esta foto que el amigo Jesús tenía colgada allí. Ahora entiendo parte de las risas, muchas gracias Jesús, "ere un máquina". Lo cierto es que, de entre las muchas cosas bonitas de la carrera, de entre los recuerdos de subir al conquero y disfrutar de esas hermosas vistas cuando te falta el aire, de todo, me quedo con los momentos previos a la salida, recuerdo con gusto la conversación con los hermanos Enrique y Juan José, del club mÓntate, las inquietudes previas al momento que se retrasaba y el calor era, como nuestra impaciencia, cada vez mayor. Comentábamos la sorprendente evolución de una iniciativa de Jesús, alma de este jaleo, del bonito momento que debíamos procurar mantener, luego, los kilómetros compartidos con ellos, buenos todos y la sensación de ir representando algo muy pequeño pero muy nuestro.
Y la cara de María.
Ella es el otro gran recuerdo, es el gran recuedo. Fué la tercera clasificada en su categoría, no importa el tiempo, que no es para menospreciar, lo importante es que sudó y apretó los dientes como una campeona, que algo se le debía ver en la cara cuando el público en las calles la animaba al pasar, sólo dos mujeres corrieron ese día esa carrera en su categoría, más rápido que ella. La tenéis más abajo, con los mismos colores de esto tan pequeño y tan nuestro. Finalmente la llegada, apretando los dientes como en tantas partes de la carrera, la alegría del esfurzo compartido con ella... y el premio, su cara, como la de una niña pequeña cuando le regalan una piruleta y la entrega del trofeo, los gritos de mi hermana Ana, lesionada que no pudo correr, vitoreando a María....
La alegría, el bienestar tras la carrera disfrutando de esto, tan pequeño y tan nuestro...
Hola todos.
ResponderEliminarSoy el 781, para que todo el mundo pueda identificar al que escribe.
Ha sido hoy, cuando he ido a compartir unas tapas en mÓntate, cuando he desccubierto esta foto que el amigo Jesús tenía colgada allí. Ahora entiendo parte de las risas, muchas gracias Jesús, "ere un máquina". Lo cierto es que, de entre las muchas cosas bonitas de la carrera, de entre los recuerdos de subir al conquero y disfrutar de esas hermosas vistas cuando te falta el aire, de todo, me quedo con los momentos previos a la salida, recuerdo con gusto la conversación con los hermanos Enrique y Juan José, del club mÓntate, las inquietudes previas al momento que se retrasaba y el calor era, como nuestra impaciencia, cada vez mayor.
Comentábamos la sorprendente evolución de una iniciativa de Jesús, alma de este jaleo, del bonito momento que debíamos procurar mantener, luego, los kilómetros compartidos con ellos, buenos todos y la sensación de ir representando algo muy pequeño pero muy nuestro.
Y la cara de María.
Ella es el otro gran recuerdo, es el gran recuedo. Fué la tercera clasificada en su categoría, no importa el tiempo, que no es para menospreciar, lo importante es que sudó y apretó los dientes como una campeona, que algo se le debía ver en la cara cuando el público en las calles la animaba al pasar, sólo dos mujeres corrieron ese día esa carrera en su categoría, más rápido que ella. La tenéis más abajo, con los mismos colores de esto tan pequeño y tan nuestro.
Finalmente la llegada, apretando los dientes como en tantas partes de la carrera, la alegría del esfurzo compartido con ella... y el premio, su cara, como la de una niña pequeña cuando le regalan una piruleta y la entrega del trofeo, los gritos de mi hermana Ana, lesionada que no pudo correr, vitoreando a María....
La alegría, el bienestar tras la carrera disfrutando de esto, tan pequeño y tan nuestro...